La Hipnosis en los Negocios: El Secreto Detrás del Enfoque y la Productividad
Cuando escuchas la palabra “hipnosis”, probablemente imaginas un show teatral o a alguien perdiendo el control de su mente. Pero esa percepción no podría estar más lejos de la realidad.
La hipnosis no es perder el control, sino una herramienta poderosa de enfoque. De hecho, más del 85% de las personas pueden entrar en algún nivel de estado hipnótico. ¿Y lo más sorprendente? Muchas personas ya lo hacen sin saberlo—sobre todo en el mundo de los negocios.
Piensa en las historias de personas exitosas. Muchos dicen: “Yo visualizaba mi empresa cada noche antes de dormir,” o “tenía una visión clara de lo que quería lograr.” Eso, en esencia, es auto-hipnosis: una repetición mental que entrena al subconsciente para alcanzar una meta.
El subconsciente, que representa el 90% de nuestra mente, no analiza ni decide: simplemente obedece lo que le repetimos. Y ahí radica su poder. Si le enseñas a enfocarse, a actuar con disciplina, y a perseguir metas, tu mente empieza a trabajar a tu favor—automáticamente.
Los buenos hábitos empresariales, como hacer llamadas diarias, escribir reportes o mantener la disciplina, no se construyen desde la fuerza de voluntad consciente, sino desde la programación subconsciente. Lo mismo ocurre con los malos hábitos: llegan cuando no sabemos usar el enfoque de forma consciente.
Incluso los grandes líderes usan este poder. Nelson Mandela, por ejemplo, pasó 27 años en prisión visualizando una Suráfrica libre. Esa repetición mental le permitió mantenerse firme y actuar con claridad al salir de prisión.
La hipnosis es eso: un estado natural de concentración total. Cuando lees un buen libro, te sumerges en una película, o incluso te distraes en una junta pensando en la cena—estás en un trance hipnótico. El reto no es entrar en hipnosis, sino aprender a usarla a tu favor.
Pasamos casi el 70% del tiempo despiertos en algún estado de trance. La pregunta es: ¿en qué estás enfocando ese trance?
La buena noticia es que puedes entrenar tu mente para dirigir esa energía hacia tus objetivos. Y ahí empieza el verdadero cambio.
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